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The Americans 1×13. Season Finale.
Parece que es la semana de los finales de temporada de las rookies, ya que junto con The Following cierran ciclo hasta el año que viene. Por suerte para los que seguimos The Americans, y a falta de ver qué hará Hannibal, ha sido una grata sorpresa por la que ha valido gastar el tiempo, disfrutándola más con cada capítulo nuevo. Ha ganado la trama, con la incertidumbre llena de posibilidades que se podían dar con tanto espía suelto y con tanto contra-espionaje de por medio. Ni todo es blanco, ni todo es negro, existe el gris. Ese color mezcla de ambos, que da una nueva tonalidad y perspectiva a una serie que no innova mucho pero que cumple su función de entretener más que perfectamente.
The Americans 1×11. La Conversación.
Con menos acción de lo habitual pero manteniendo todo el suspense y tensión que la caracteriza. Nos vuelve a deleitar con un episodio centrado en conversaciones y discusiones de parejas que no tienen por que tener un vinculo conyugal. Ningún bando quiere ser considerado el segundo, ya que nadie pretende perder pero también ninguno desea sufrir bajas en este guerra fría que por muy fría que se llame no deja de ser una guerra.
The Americans 1×10. El Patriota.
No es «La Caza del Octubre Rojo» pero ha puesto el FBI todos los medios posibles para apresar al verdugo de un compañero caído en acto de servicio. Las suspicacias por la manera de proceder en un mundo en gélido conflicto quedan a un lado ya que aquí la sangre se derramará, se quiera o no, pues qué es más importante que la seguridad de tu nación. Los remordimientos son armas de doble filo que acompañarán durante todo el largo trayecto a los personajes, hablando de lo que no pueden hablar, y haciendo lo que no desean hacer. Buscarán sus propias soluciones, mentirán para salvaguardar sus intereses y lucharán por sus principios. Todo vale, como en el amor, en esta contienda sin cuartel.
The Americans 1×09. Los Problemas Crecen.
Después de una semana de parón y tras lo acontecido en el último capítulo las cosas no podían quedar impunes. En lo que se refiere a represalias en la guerra fría no está muy definido como aplicar el refrán de «ojo por ojo, diente por diente«. Regresa demostrando su gran potencial e incluso mejorando el gran nivel ofrecido en episodios anteriores. Me ha vuelto a sorprender, conmover y no me ha permitido mirar hacía otro lado mientras estaba fuertemente atado la silla sin ningún tipo de física atadura. Me siento un tanto privilegiado por estar disfrutando de este producto, y eso que voy recomendándolo a diestro y siniestro, casi en la más austera soledad, ya que nadie de mis conocidos quiere ponerse con la serie al contener un tema tan trillado. Yo lo he intentado arduamente, entonces seguiréis siendo vosotros los mayores damnificados.
The Following 1×10. Enemigo a las Puertas.
Mientras el club social Edgar Allan Poe sigue dando sus frutos con más seguidores altamente capacitados, ahora sabemos que éstos provienen de una mefistofélica página web de reclutamiento estilo «Ingress» donde piden dejar el e-mail para contactar en el futuro, en el FBI no hacen nada a derechas. Ryan Hardy es el único que puede seguir el ritmo de los súbditos de Joe Carroll gracias a sus malditos superpoderes e ingenio. Es como si el mejor detective de cómics, Batman, se fusionase con un Superman enfermo el cual lleva virutas de kriptonita incrustadas en su lastimado corazón. No, de momento no se pone ninguna capa ni oculta su rostro. Además de tener el don de la omnipresencia, Ryan está poseído por el agravio de la culpa. Como si del mito diabólico del Rey Midas se tratase, Hardy da un paso más donde en vez de convertir en oro lo que toca lo hace en muerte y desolación. Vive solo, morirá solo.