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BANSHEE. Temporada 1. ¿Por qué verla?
¿Te gusta la acción? ¿Te gusta la violencia? ¿Te gusta la sangre? ¿Te gusta el sexo? ¿Te gustan los cómic americanos?
Si es así.. ¡Ésta puede ser tu nueva serie!
10 capítulos. 10 enérgicos capítulos. No tiene más esta primera temporada. Va directamente al corazón. Pasa latente esperando provocar una reacción que empuje el plasma a salir disparado hacía su objetivo. Es pura adrenalina. Es acción desenfrenada. Es violencia manifiesta. Es sexo sicalíptico. Es sangre a raudales. Es explícita, muy explícita. No es apta para todo el mundo, así es Banshee.
NOTA DE LA PRIMERA TEMPORADA: 7 / 10
Banshee 1×08. Demolition Woman.
Por si no lo había dicho ya, Banshee hace méritos intentando llegar a lo que sufrió en sus carnes Saw VI para obtener la insuperable calificación X. Este octavo es uno de los capítulos más primarios que he tenido el placer de ver junto con alguno que otro de cualquier temporada de Spartacus, exceso desmesurado de violencia y un poquito del habitual sexo. Como si de un film Takashi Miike se tratase. Especial mención a la escena de acción sin fin, al estilo de la primera que hay en The Matrix entre un recién llegado Neo y un más que buen profesor Morfeo, sólo faltó escuchar el mítico “¡No intentes golpearme, golpéame!”.
Banshee 1×06. Atrapado por su pasado.
Sucesión de flashbacks para conocer mejor a Lucas Hood. Aún no sabemos su nombre pero hemos vuelto a tener una clase magistral de como se las gasta cuando lo acorralas. Es digno de interpretar el papel estrella en una obra magna como Battle Royale en versión MMA contra un Silas homosexual salido, previo paso por el gimnasio, de El Código Da Vinci. Me pregunto qué no se habrá roto este sheriff y si los pocos huesos vírgenes aguantarán venideros trajines.
Banshee 1×05. Ghost Rider.
Sin duda el peor de todos los vistos hasta la fecha, no aporta mucho a la trama salvo que parece que el pueblecito de Banshee huele más mal de lo que parece a ojos de un trabajador del FBI. Vamos, nada que no se supiera ya. Eso si, no cambia en su patrón básico de sexo y violencia, pero esta vez con menos tiempo en pantalla perdiendo todo el sadismo y el gore del cual hacía mucha gala. Se han centrado en unos moteros con aires de grandeza allá por donde sus Harley-Davidson queman rueda pero con una abrumadora carencia de carisma. La única duda que me genera es qué cojones harán con tanto stock de motocicleta de gran tamaño y cilindrada. Yo si fuera ellos, directas a Cadi para uso policial.